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Caracas Rock City
El
líder del cuarteto neoyorquino, Gene Simmons,
regaló un solo de bajo justo antes de que
arrancara la pieza "I love it loud" (Gil
Montaño)
Won't Get Fooled Again, de The Who, era el
tema que se escuchaba por los parlantes a eso de
las 9:36 de la noche, unos minutos antes de que
el escenario de La Rinconada, oculto tras un
gigantesco telón con el logo de Kiss que desde
temprano aumentaba las expectativas del público,
se encendiera el viernes pasado literal y
metafóricamente durante poco más de dos horas.
Con la frase "You wanted the best, you got the
best" (Querían lo mejor, ¡tienen lo mejor!), la
banda más caliente del mundo, liderada por Gene
Simmons y Paul Stanley a partir del álbum
Alive II (1977), iniciaría Kiss su gran
explosión de rock en Caracas y cerraría su tour
por América Latina.
Apenas unas palabras que sirvieron de conjuro
para que de inmediato cayera el telón y
aparecieran Paul Stanley, Gene Simmons, Tommy
Thayer y Eric Singer sobre un escenario
impactante, cargado de todo lo necesario para
crear la sensación de que veríamos uno de los
más grandes conciertos de rock que se han
presentado en Venezuela en las últimas décadas:
el Alive 35.
Deuce fue el tema con el que El Demonio,
El Chico Estrella, El Gato y El Hombre de la
Luna arrancaron el setlist para seguir luego con
Strutter y Got to Choose, que Paul
Stanley introdujo con unas pocas frases: "Es un
honor para nosotros estar en Caracas", dijo con
voz levemente ronca. "¿Caracas qué pasa? Esta
noche es la noche", gritó nuevamente el
cantante, quien supo valerse de su carisma y su
entrega durante toda la noche, ante un público
eufórico que oscilaba entre los diez años y bien
pasados los cincuenta.
Adultos, jóvenes -algunos con el rostro pintado
a la usanza de sus ídolos- y representantes de
la generación Guitar Hero que se reunieron en
una celebración musical cargada de nostalgia
para escuchar los temas de la banda, que ya
alcanza los 35 años de viva leyenda.
"No hablo español, pero entiendo tu corazón y
tus sentimientos", apuntó Paul Stanley en
perfecto español, antes de interpretar Hotter
tan Hell y seguir con Nothin' to lose.
Y como para que a nadie le quedara la más mínima
duda de que Kiss sigue siendo una de las bandas
más grandes del planeta, el cuarteto demostró
acto seguido sus habilidades. Tommy se encargó
de hacer su acostumbrado solo de guitarra. Eric
Singer representó con no poca firmeza todo los
rituales de un concierto de rock con un durísimo
solo de batería. Y Eric subió al escenario como
si fuera impulsado por un cohete ante la mirada
incrédula de sus seguidores de siempre, de los
curiosos, de los adeptos recién incorporados a
las filas de Kiss. Un festín rockero cargado de
toda la potencia de sonido de la banda y
aderezado además con la pirotécnica armada -para
la cual no escatimaron esfuerzo alguno- que han
desplegado durante años en cada uno de sus shows
y que les ha permitido cautivar a su fans.
Armados de cámaras digitales, Blackberries y
teléfonos celulares sencillos, el público
escuchó Parasite, Let me go rock and
roll, Black Diamond -en el que los
integrantes de Kiss aprovecharon para hacer un
intro de Stairway to heaven (Led Zeppelin)-
y dos sorpresas: echaron mano del cancionero
musical latinoamericano y desempolvaron pequeños
extractos de Guantanamera y Currucucú
Paloma, que habían anunciado ya en rueda de
prensa.
Y si nadie se había percatado de que el mensaje
de los neoyorquinos no es otro que rock, fiesta
y mucha diversión, bien que lo dejaron claro con
los primeros acordes de Rock and roll all
nite, con el cual resumieron su comunión
rockera, y para el cual sacaron a relucir todos
los ingredientes de su espectáculo circense: una
lluvia de papelillos y pirotecnia, riffs de
guitarras y una batería marchante, que el
público siguió cantando al unísono el clásico
tema. Seguramente uno de los momentos cruciales
de la velada.
La interpretación de los temas Shout it out
loud junto a Lick it up, con riffs de
Won't get fooled again en la mitad de la
pieza, mantendrían la química de la noche. Gene
Simmons arrancó entonces su solo de bajo,
escupió sangre como acostumbra en su performance
teatral, y se elevó luego hasta lo más alto del
escenario para tocar I love it loud.
Stanley se lució en cambio cantando Forever
junto con la audiencia. Y tal como cabía
esperar, I was made for lovin' you fue
recibida con la pasión que El Demonio, El Chico
Estrella, El Hombre del Espacio y El Gato han
sabido construir en 35 años de carrera musical.
Tras prometer que bajaría a compartir con el
público, Stanley decidió más bien emprender el
vuelo por encima de sus fanáticos y aterrizar
hasta un ministage ubicado en la torre de
sonido, en el centro del recinto, desde donde
tocó otro de sus clásicos: Love Gun.
Agradecidos por el recibimiento, los Kiss se
despidieron, aunque no sin antes dejar clara su
fascinación por Caracas, su intención de volver,
tal vez para una próxima entrega del SolidFest,
como dijera Gene Sim-mons en la entrevista a
El Universal. Y la despedida fue a
ritmo de Detroit Rock City, que Stanley
prefirió nombrarla como Caracas Rock City.
Quedó God gave rock and roll to you de
fondo mientras todos se retiraban en shock.
Un sonido impecable, la garantía de contar con
una de las bandas más entretenidas y un
despliegue pirotécnico, colocan este Alive 35
entre lo mejor que se han visto en Venezuela.
William Padrón
ESPECIAL/EL UNIVERSAL
Kiss se adueñó de La Rinconada con su rock y
efectos especiales
La banda ofreció un
concierto de dos horas lleno de luces, fuego y
explosiones, en el que se escucharon clásicos
como Rock And Roll All Night, Lick It
Up y I Was Made For Lovin' You.
En la rueda de prensa que ofrecieron el jueves
Gene Simmons lo dijo: "éste será el mejor
espectáculo que jamás se haya visto". Esto fue
lo que posiblemente pensaron las más de 10.000
personas que asistieron al concierto de ayer de
la banda Kiss en el estacionamiento de La
Rinconada.
Previamente a la esperada presentación, la banda
venezolana Electrocirkus comenzó el ambiente
musical y seguidamente lo hizo la agrupación
Arkangel, liderada por Paul Gillman. Al
finalizar este grupo, no faltaron algunas
consignas políticas en contra de Gillman debido
a su reconocido apoyo a la gestión del actual
Gobierno, aunque el hecho no llegó a mayores.
Gene Simmons (bajo y voz) Paul Stanley (voz y
guitarra), Tommy Thayer (guitarra principal) y
Eric Singer (batería) salieron de una enorme
cortina con el nombre de la banda, cerca de las
9:30 pm, para interpretar Deuce en una
amplia tarima repleta de amplificadores y juegos
de luces. La popular y extensa lengua de Simmons
y los bailes de Stanley no faltaron a lo largo
del recital.
Los cuatro músicos, con sus trajes de cuero y
metal, zapatos de plataforma y rostros cubiertos
de una capa de pintura blanca y negra, al estilo
kabuki japonés, tocaron los clásicos de sus 36
años de carrera como Hotter Than Hell,
Strutter y Got To Choose en un
escenario que contaba con cuatro pantallas
gigantes y fuegos artificiales multicolores.
Stanley, que no dejó de alabar al país y a
Caracas, dijo en una mezcla de inglés y
castellano que "yo no hablo mucho español pero
los entiendo y están en mi corazón", algo que
conmocionó al público, conformado por diversos
grupos etarios y fanáticos con maquillajes
similares a la agrupación. Seguidamente tocaron
Nothing To Lose.
Parasite y She se incluyeron en el
repertorio para luego dar paso a un solo de
Tommy Thayer, quien con su guitarra hasta
disparó fuegos artificiales. Thayer lleva el
traje espacial que utilizó por mucho tiempo Ace
Frehley. También tuvo su "solo" Eric Singer -
que heredó el puesto dejado por Peter Criss y el
fallecido Eric Carr - demostrando sus facultades
como baterista en una plataforma que iba en
ascenso mientras éste tocaba.
Siguieron los clásicos y demostraciones de
afecto de la banda hasta llegar a un mini
cover del coro de Guantanamera, al
perfecto español. Let Me Go Rock And Roll
y Black Diamond se escucharon también.
Eran las 11:00 pm cuando tocaron Rock And
Roll All Night, uno de sus mayores éxitos,
acompañado por una explosión de de luces, llamas
y papelillos y coreada por los presentes. Los
cuatro músicos, que ya sobrepasan los 50 años de
edad, se retiraron por un breve instante para
luego regresar y brindar, posiblemente, los
momentos más emocionantes de la noche.
Shout It Out Loud, Lick It Up y
Forever, fueron la antesala al espectáculo
del "demonio" Simmons. Iluminado por una luz
verde fosforescente, el bajista tocaba su
instrumento en forma de hacha mientras un
colorante rojo salía por su boca y le manchaba
su armadura. Pero, no conforme con eso, Simmons
se elevó hasta el techo de la tarima, en donde
tocó, ya acompañado de la banda, I Love It
Loud.
I Was Made For Lovin' You, su clásico al
estilo "disco", siguió ya con Simmons
reincorporado a la tarima principal.
Pero el chico estrella, Paul Stanley, no se
quedó atrás, y para la interpretación de Love
Gun se montó en un cable que lo llevó por
encima del público hasta el otro lado de la
tarima, en donde se encontraban las consolas.
Con Stanley nuevamente al frente del escenario
cerraron la noche con Detroit Rock City,
que contó con una enorme explosión de fuegos
artificiales y el éxtasis de la fanaticada, que
por dos horas fue testigo de un evento que contó
con todo lo que ha popularizado a la banda
estadounidense.
Kiss demostró que luego de 36 años de carrera y
con edades promedio de 55 años siguen brindando
espectáculos inolvidables y difíciles de
igualar.
El Nacional: Diego Soteldo
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