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KISS
FEVER – 30 Años
Quien lo hubiera dicho. 30 años. Es
verdad, el tiempo ha pasado pero desde mi punto de vista de nada sirve
medirlo por cantidad, prefiero simple y llanamente evaluarlo rescatando
lo vivido y disfrutado en estas tres décadas en donde, junto a mis
entrañables amigos Matías, Miguel, Martín y muchos otros, hemos pasado
por casi todo. Desde grandes alegrías hasta no menos amargas
desilusiones, atravesando por innumerables reuniones de planificación,
selección de fotos y notas, organización de eventos más que especiales,
preparativos de última hora, viajes inesperados pero memorables,
entrevistas precipitadas, programadas, canceladas, realizadas,
conciertos gloriosos, agitados backstages . . . la lista de
acontecimientos es casi interminable. Pero para sintetizar: todo ha
sido y aun es como sentarse y prepararse para un viaje en montaña rusa,
con sus subidas, bajadas, curvas y extrema velocidad pero que al final
del trayecto la sensación de regocijo es más que palpable y evidente.
No es ninguna novedad que evolucionar
significa estar en permanente movimiento, por lo que en estos pasados
años casi sin darnos cuenta pasamos de ser un reducido grupo de amigos
con ganas de hacer cosas a ser una verdadera legión de personas que
desde todos los puntos de país e incluso del extranjero tenían, al igual
que nosotros, esa necesidad de compartir y disfrutar de una pasión
indescriptible que tiene un nombre: Kiss.
En este aniversario como no recordar
aquella primera visita del grupo a Argentina, las convenciones con
Bruce, Eric y nuestros amigos de Kefren, las siempre cordiales fiestas
en donde, para poder presentarlos, tratábamos de conseguir no solo lo
más raro en audio y video sino también, tener ese contacto directo con
todos aquellos que a veces eran solo un nombre en una carta o una voz en
el teléfono. Injusto sería no recordar también nuestro primer contacto
entrevistando a Peter Criss, las ganas de comentar de manera conjunta y
evaluar así la edición de cualquier nuevo trabajo de Kiss, el real
interés de Gene Simmons en “capturar” la colección completa de la Fever,
la llegada de los primeros “Kisstory”, la confianza y cordialidad que
Bruce siempre nos demostró, las charlas nocturnas con Tommy Thayer antes
de ser “el nuevo Ace”, la legítima emoción por ver al Kiss original en
el estadio de River, esa primera impresión de tener el nuevo número de
la revista en la mano listo para su distribución. La real satisfacción
de estos y muchos más buenos recuerdos bastan para opacar de forma total
aquellos momentos un tanto decepcionantes.
Creo que uno de los pilares fundamentales
en el que Kiss Fever basa su mensaje es el respeto permanente por todos
los seguidores de Kiss. Siempre pensando en que los puede sorprender,
que les gustaría leer o escuchar, pensando ideas nuevas y tratar de
llevarlas a cabo a veces, porque no decirlo, de manera algo atolondrada,
pero aun así, siempre con la mejor de las intenciones. A diferencia de
muchos otros medios, promotores y hasta simples fanáticos, el hecho de
no sentirnos “dueños” de la banda es un rasgo distintivo y fundamental
para que 30 años, sean mucho más que una fría cantidad de días, es un
cúmulo de experiencias, emociones, acciones, imposibles de ignorar y
mucho menos olvidar.
No deseo ponerme muy sentimental o
demasiado emotivo, el pasado fue algo inigualable y a la vez
inolvidable, pero soy de la opinión que lo mejor está aún por llegar,
por lo tanto, solo pido un minuto para recapacitar, pensar detenidamente
y quizás todos llegaremos a una conclusión similar: es más que seguro
que a muchos de tus mejores amigos los conociste gracias a Kiss. Si es
así y Kiss Fever ayudó en parte a lograr ese objetivo, creo que todos
los que participamos en la revista estamos más que satisfechos y por qué
no, muy orgullosos. En mi caso particular, la amistad con Miguel,
Matías, Martín y con muchas otras personas que conocí a partir de la
revista es invalorable, inalterable y por sobre todo, algo que considero
único y casi mágico. Como dato anecdótico recuerdo que este tema alguna
vez lo conversamos en persona con Paul y Gene, tratando de dejar de lado
lo que Kiss comercial y empresarialmente significa, debo confesar que
ellos parecían sinceros y muy orgullosos también por haber logrado unir
mundialmente a la gente de esta manera.
En lo personal, es una realidad que los
avatares de la vida geográficamente nos han separado, pero no es menos
cierto que las ganas, el compañerismo y la confianza logran que la
distancia casi desaparezca y que las esperanzas y ambiciones de seguir
un camino empezado hace ya varias décadas se encuentren tan vivas como
en aquellos lejanos pero, por paradójico que parezca, siempre presentes
tiempos.
Kiss Fever. . . 30 años. Parecen muchos,
pero para todos aquellos que directa o indirectamente, desde adentro o
desde afuera, mucho o poco, siempre apoyan y ayudan a mantener vivo un
ideal compartido, seguramente la sensación será que todo ha pasado en un
abrir y cerrar de ojos. Se han renovado las generaciones de fans, las
tecnologías avanzan sin tregua, y hasta Kiss cambió muchos conceptos que
parecía tener grabados a fuego, sin embargo, ese espíritu de
entendimiento y participativo que Kiss Fever consigue irradiar podrá ser
copiado o imitado, pero difícilmente igualado.
Simplemente gracias amigos, gracias a
todos. We Are One !!!
Para Miguel, Matías y Martín, para todos
los que comparten esta locura difícil de describir llamada Kiss, y para
aquellos que ya no están, pero que en realidad nunca se han ido, Carlos
Mattioni & Eric Carr.
Javier Izurieta |