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KISS REUNION EN EL SALON DE LA GLORIA Y LOS RENCORES
Esta vez no hubo guitarras desenchufadas, tampoco aparición sorpresa con
maquillajes, y menos aún apretones de manos y abrazos de hermandad. El
epitafio final de la kisstoria son estos Cuatro Héroes del Rock and Roll
convocados a recibir un galardón por su trayectoria, y sutilmente
aventurar una suerte de despedida definitiva para quienes fueran, en
verdad, los Cuatro Fantásticos Originales Kiss.
Es cierto que la regla n*1 de este grupo fue el "nunca digas nunca",
pero dadas las circunstancias en que estuvieron sumidos estos ex
compañeros de batalla durante estos últimos años, nada parece indicar
que haya otra oportunidad tan clara como esta para volver reunirse y
otorgarle un crédito de peso al hecho de celebrar juntos el 40º
aniversario del debut discográfico, aunque sea ejecutando un par de
clásicos y así dar un toque mágico a su kisstórico legado.
Arriesgo, como buen observador, que los egos y rencores fueron un factor
determinante a la hora en que Gene y Paul deciden no aceptar el convite
del Salón de la Fama para tocar con Ace y Peter. Por un lado, la bronca
con Jan Wenner quien ha venido socavando el nombramiento del cuarteto
justo cuando transcurría un inmejorable período como lo fue la
celebración del 25 aniversario en plenitud de la reunión del Kiss
Original. En esa oportunidad, Kiss había copado casi todas las
votaciones de las encuestas anuales realizadas a miembros de la
industria y la gente, pero se les denegó el derecho a la nominación. Y
luego, ya mas en la actualidad, devino en las circunstancias que todos
conocemos: la relación con Peter y Ace ha sido tan traumática y
combativa en estos tiempos, que no hubo motivación y necesidad alguna
para armar algo junto a ellos. Así que no aceptar la actuación fue como
una bienvenida venganza para todos ellos. Justificado o no, el Demon y
el Starchild estaban en todo su derecho.
Sin embargo hubo un factor no calculado en esta maniobra estratégica,
nadie contaba con que los fans igualmente iban a agotar las localidades
con tal de verlos una vez más reunidos a sabiendas de que no tocarían,
y entonces es allí cuando uno se cuestiona… ¿Tanto orgullo puede mas que
el amor y el “aguante” del público?
Llama la atención cómo Stanley cae en la trampa de su propia verborragia
cuando tanto se vanagloria que este fuera un premio "de la gente" y que
luego él no pudiera, al menos, por una decena de minutos colgarse una
guitarra y hacer un “inmenso” sacrificio para satisfacer a esa “gente”
que durante todos estos años “compró lo s tickets, compró los discos”
alimentando su cuenta bancaria. Al menos, los concurrentes y los futuros
televidentes merecían mínimamente un gesto artístico más acabado, ¿no es
así? En fin, contradicciones de este tipo finalmente es lo que ha dejado
esta reunión en el tintero. A continuación vamos a citar las más
notorias…
Indirectas directas y la interminable guerra de los roles
La primera sensación que uno tiene cuando los ve entrar al escenario
para recibir el premio, es que de antemano ya existió un pacto de
convivencia, al menos fueron astutos para que la ceremonia de homenaje
no se vea ensuciada por el culebrón de los rencores. Incluso la semana
previa al evento el sentido de las declaraciones tomó una orientación
más conciliadora entre ellos. De todos modos hubo una línea delgada por
donde dejaron traslucir, cada uno a su manera, lo que sentían en sus
corazones.
Gene, con su habitual maestría diplomática, fue el primero en acaparar
el micrófono, dar las gracias por el premio, reconocer los talentos de
cada uno de los originales y enaltecer la “magia” de los “Cuatro
Fantásticos”. Esto derivó en una ovación estruendosa del recinto a cada
apreciación sostenida desde un sorprendente e inesperado “sincericidio”.
Debo decir a título personal que me sentí muy reconfortado como fan, que
Simmons hiciera las paces en forma pública con el legado artístico de
sus tres compañeros de antaño. Sin embargo nada es gratis… cualquiera
podía darse cuenta que la intención detrás de esta postura también era
bajar los decibeles y dejar en “offside” a quien después de tanto halago
quisiera embarrar la cancha. El Demon prosiguió y se acordó de los
fallecidos Eric Carr y Mark St. John, nombró a los ex miembros Vincent y
Kulick, y “engrandeció” la vigencia de Kiss gracias al “gran Tommy
Thayer y el gran Eric Singer”. Una sutil indirecta para aquellos que
nunca cuidaron el legado del grupo…
Para cuando Gene Simmons le dio el pase a Peter Criss, este se mostró
sorprendido por la elección de ser el próximo orador, sin embargo Pete
no se amilanó y entregó un discurso digno de emoción, sin hipocresías
ni ambigüedades, quizá el más honesto de la noche. Le puso la distancia
merecida a Gene y Paul tratándolos de “Mr Simmons… Mr Stanley… sin
elogios ni epítetos de ningún tipo, pero a la hora de dirigirse a Ace,
lo hizo como el “inigualable Space Ace Frehley”… (punch de derecha al
dúo dinámico y a Thayer)… Estaba más que sobreentendido que esto iba a
ser así. Llamativamente, si bien Criss tenía una ayuda memoria, la
espontaneidad y seguridad con la cual se ha manifestado son merecedoras
de gran aplauso. Hizo un muy lindo reconocimiento para productores y
personal de trabajo, resonó una mención especial para Bill Aucoin, Sean
Delaney, Neil Bogart y Casablanca Records. El recinto se vino abajo
cuando mencionó a Brooklyn como su hogar, que está libre de cáncer y
lleva adelante una organización para dar contención a enfermos de cáncer
de mama… (en este punto Paul Stanley se mostró desinteresado a tal punto
que ni prestaba atención dando incluso charla a los otros integrantes),
sin embargo el momento mas ovacionado del discurso fue cuando destacó:
“Con o Sin Maquillaje yo sigo siendo el único Catman”. Esto sí lo
escuchó el Starchild cuyo rostro ya denotaba cierto malestar, sin
embargo Gene lo asintió, y Ace lo festejó… como era de esperar…
Vendría luego el turno de Ace. Lo remarcable del Spaceman es que se
mostró conciliador, de alguna forma en paz con todos y agradecido por lo
que le dio Kiss y las personas que ayudaron a llevar al grupo al
estrellato. El Ace de antaño, poco sociable y perturbado han
desaparecido, ahora se lo ve un rocker de estirpe, un poco entrado en
peso y con algo de calvicie pero con esa risa tan contagiosa a flor de
piel y su típica actitud de adolescente despistado… “Preparé un discurso
pero me olvidé los lentes apropiados para leerlo”. El momento memorable
fue cuando se refirió a que hace “Siete años y medio que estoy sobrio”,
dando por el piso a todas las acusaciones mal intencionadas que recibió
de Gene Simmons quien lo ha llegado a tratar como “drogadicto y
alcohólico incurable”… y en un tono muy desdramatizado y con mucho humor
destacó que el problema de la adicción es “algo que merece ser informado
y enseñado desde la educación… y que es algo que excede a la voluntad
propia… no se trata de voluntad, es como la diarrea, andá explicale a
alguien con diarrea que puede vencerla por propia voluntad…”. La
despedida de Ace fue tan ovacionada… estaba visto que Frehley aún sigue
siendo un músico muy querido en el corazón de los kisseros neoyorkinos.
Por último Paul Stanley se ganó la ovación de los fans cuando aseveró
con total justicia que Kiss no es una banda que necesita la aprobación
de los críticos para obtener un reconocimiento, y que “si llegó a donde
llegó es por la gente”… (un gran palo para Jan Wenner de la Rolling
Stone), luego –como era de esperar- destacó el papel y la importancia
de los integrantes actuales, como su manera de reivindicar al Kiss
Actual por sobre el del Pasado (en este punto hubo algunos abucheos
entre el público).
El Día Después
Teniendo en cuenta que durante los últimos seis meses en que fue
anunciada la premiación, los fans asistimos a un aberrante intercambio
de bravuconadas, libros autobiográficos ventilando vergonzantes
historias, desacreditaciones bochornosas, y un sin fin de chismerío
barato; está visto que en este juego de egos todos salimos perdiendo. En
lo personal me desanimé tanto de ver a la Kiss Army dividida, tomando
partido por un u otro bando que pocas ganas me han dado de escribir
sobre la banda. Me quedo con las declaraciones posteriores de Ace:
“Somos hermanos en el rock and roll”. De eso se trata…
Quizá por necesidad de expresar lo que siento y por el amor marcado a
fuego que llevo en el corazón por lo que me representan “los
originales”; me siento con la necesidad y la obligación de batallar
contra los boicots que provienen desde los mismos integrantes, y
preguntar con cierta desazón… ¿Y de la música no se habla? ¿Es tan
importante saber de las miserias personales de cada uno de estos tipos?
¿Vale la pena centrar la mirada en sus vidas? En fin, la Kisstoria si es
que alguna vez alguien vaya a escribir una epifanía en una lápida
recordatoria, esta debería decir: “Una banda que amó y tributó al rock
and roll como ningún otra, con integrantes que se odiaban entre sí”. Aún
están a tiempo de cambiar este slogan. Ojalá lo intenten de una buena
vez.
MATIAS
“MATIUS” REPETTO (Abril 2014) |