Era un día de 35 grados de térmica, con cortes de luz, transportes colapsados, malestar generalizado, y el miedo de no poder llegar a gamba desde el conurbano. Te imaginas que si después de todo eso caés en un recital de Fito Paéz o de Muse (con todo el respeto), te terminas penetrándote un clavo oxidado en la yugular… pero vamos… ¿qué UNICA y MONSTRUOSA BANDA MAS CALIENTE DEL MUNDO TE PUEDE SACAR UNA SONRISA  CON TODA LA MEDIOCRIDAD ARGENTINA ORBITANDOTE EL ALMA???.... LA UNICA RESPUESTA POSIBLE ES - ¡¡ K I S S !!

Ya sé, hay muchas geniales también, quien puede dudar del indestructible sonido de AC DC o la alquimia de un Ozzy, la polenta de un Maiden o de Metallica… pero haber… para dejarlo bien en claro… la combinación del arte escénico visual en estado adrenalínico, sumado a una artillería de hits indestructibles e inoxidables, y la pasión y actitud que Kiss pone en escena enalteciendo el lema de que el ESPECTADOR es la Prioridad… hacen que estos muchachos sigan siendo una atracción sempiterna.

Poco importa cuánto es real y cuánto de autoparodia hay en estas dos horas de “kisslandia”.  La clave está en la energía y en la pasión que brindan a cada minuto. Es cierto, musicalmente no estuvieron tan prolijos como en el show del 2009; al menos las energías de los miembros estaban des-balanceadas, por ejemplo Eric Singer fue una ametralladora rítmica con un acting protagónico importante (quizá musicalmente el miembro de Kiss más destacado). Por el contrario Gene Simmons, cuya imagen escénica sigue siendo alucinante, se mostró algo perdido, estático y hasta por momentos alicaído (comentaron luego que no estaba bien de salud y que subió afiebrado al escenario), mientras que Tommy Thayer hizo su trabajo de guitarra líder cumpliendo al pie de la letra con el libreto asignado sin sobresalir salvo en un segmento compartido con Eric. Pero la mención especial es para el atemporal e inigualable Paul Stanley, que si bien ya evidencia que sus cuerdas vocales están entrando en una etapa de desgaste irreversible (lamentablemente esto va a afectar el futuro de Kiss si continúa acrecentándose su deterioro), la actitud escénica y de entrega hacia el público es demoledora. Stanley sigue siendo un gran showman,  además físicamente está pasando por un momento envidiablemente óptimo y jovial, y a esta altura quién puede poner en duda su autenticidad como artista y compositor. En cuestión de segundos puede transformar a todo un estadio en un manojo de almas incandescentes (“Uds y nosotros somos una gran familia”. “Tocar acá en Buenos Aires nos hace sentir como si estuviéramos en casa”) o de repente sacarle una sonrisa de la nada a 55 000 espectadores. (Oh! Guapa!... I like Culos!!! o apelar al viejo chiste de cantar segmentos del cancionero popular latinoamericano).

De todos modos hay un detalle singular en todo este ceremonial casi religioso que propone Kiss a sus fans. Para aquellos que los vimos muchas veces, pese a que ya conocemos todos sus trucos y rituales, la habilidad está en que siempre generan una expectativa adicional en cada uno de estos segmentos; por ejemplo –particularmente- no esperaba que Siimmons escupiera esa tremebunda bocanada de fuego al final de una poderosa “Hotter Than Hell”,  o que por primera vez presenciáramos el tan esperado truco de elevación del Demonio hacia una tarima alta, y que desde allí nos regalara una versión apabullante de “God Of Thunder”. También estuvo muy acertada la idea de revestir el fondo de escenario con una tremenda pantalla en la que se emitía a veces retazos del recital o eficaces efectos visuales. De todos modos, a mi criterio uno de los momentos escénico-musicales más novedosos y conmovedores de la noche estuvo en el comienzo. Vale la pena describirlo para los que no estuvieron allí.

 

Traten de imaginar. Se apagan las luces del estadio. De repente euforia total. Queda todo oscuro. Se prolonga ese lapso de oscuridad únicamente alterado por millares de celulares como estrellas caídas en la Tierra, hasta que de golpe se encienden sólo las pantallas gigantes en la que se muestra una visión satelital del planeta por Google Map. Entonces el zoom de la cámara se va acercando a gran velocidad. Ahora el plano es de Sudamérica y en cuestión de segundos pasa a la Argentina, el plano secuencia sigue acercándose hasta Buenos Aires. Y luego toda la rivera del Río de la Plata hasta que aparece el estadio Monumental de River en primer plano. Pues bien, para ese entonces ya el estado de excitación es muy importante, pero se hará imponente cuando la imagen en un efecto muy oportuno y calculado, se meta en un plano detalle al backstage. Y entonces allí los vemos… están los “cuatro fantásticos” partiendo para el escenario conducidos por su manager Doc Mc Ghee. Imaginen ese momento, la euforia y los gritos de toda la gente. Entonces pasa Gene sacando su lengua y la ovación es total. Eric y Tommy saludan a la cámara y la gente los recibe con vítores y gritos, y Paul -el último- acerca su rostro al primer plano provocando un desmán de exclamaciones de toda la audiencia y más cuando eleva su pierna  hasta la cámara mostrando su estrambótica bota. Todo el estadio literalmente se cae de ovación, e intempestivamente las pantallas se apagan. Vuelve la oscuridad, sonido grave de un teclado orquestal, y ahora en el escenario cae un gran telón con la palabra Kiss gigante… Toda la gente empieza a saltar al grito unísono de “KISS! KISS! KISS!!” . Desquicio y temblor total. Y finalmente se escucha en off el clásico lema a grito pelado  “Hola Buenos Aires!!!!. Uds querían lo mejor, la banda más caliente del mundo es”… , y cuando grita KISS!!!!!. Se abate el telón. Explota toda la pirotecnia y aparece la banda bajando desde una plataforma nave (truco restituido de la Animalize tour ) al son de la épica  “Detroit Rock City”…  en un pandemonium visceral. Por lejos, el mejor comienzo de show de Kiss que pude presenciar hasta ahora.

Y parece mentira que nos sigan conmoviendo, porque seamos sinceros, no vamos a esperar de Bono que vuele por los aires o que Axl Rose escupa fuego, o que cualquier otra banda legendaria baje de una plataforma aérea rodeado de llamas de tres metros de altura. Un espectáculo de esta magnitud sólo te lo puede dar Kiss

 

DETALLE DE FAN – 10 MOMENTOS PARA EL RECUERDO

 

1)     Momento Frío. El repertorio estuvo óptimo, incorporaron cinco canciones del flamante Monster pero que evidencian que aún están madurando en el sentir de los kisseros no siendo recibidas con la euforia habitual del fan. Además algunas no sonaron prolijas como el single “Hell or Allelluya” y “Long Way Down” . El simpático setentañero tema que canta Eric Singer “(All the Love for the ROck and Roll) fue uno de los más aceptados, y mención especial para el tema de Tommy Thayer “Outta this World” (una canción muy en la vena Frehley) que sonó poderosa y que tuvo un momento estelar en el solo compartido junto a Eric. Sobre el final, el baterista emuló un lanzamiento de mortero provocando las risas de la gente. Por último Simmons aportó también una de su propia vena, la pesada “Wall of Sounds” pero que no tuvo trascendencia en el concepto global. De todos modos, pese al esfuerzo de Paul entre canción en canción por movilizar a la gente, en líneas generales el público estuvo mas frío que de costumbre. (¿serán los años? ¿el calor?– como me dijo mi amigo Martín)

 

2)     Momento Queja. Algunas canciones fueron impensadas y muy bienvenidas como “Psycho Circus” y “War Machine”. La crítica más generalizada no haber incluido un par de Sonic Boom como Modern Day Delilah o Say Yeah, que ya están metidas en el corazón del fan (una pena).

 

3)     Momento Emotivo. Tommy Thayer cumplía años y tuvo su instante de emoción cuando 55000 personas le regalaron un Happy Birthday, mientras que el manager de Kiss salió sorpresivamente a escena con una torta y le hizo soplar una vela.

 

4)     Momento Fiesta. Fue durante el vuelo de Paul Stanley hacia el centro del estadio para interpretar una dignísima versión de “Love Gun”. Y luego los bises con tres hitazos al hilo, pegados uno tras otro, empezando con Lick it Up (en el que incluyeron un interludio del tema de los Who, Won’t get fooled again), al toque “I Was made for lovin’ you” con todo el estadio en llamas, y “Rock and Roll All Nite” para el cierre. La magia de la festividad en estado puro.

 

5)     Momento demencial. El final del Black Diamond en la que los músicos quedan en estado inmóvil y paralizados durante mas de un minuto para dar el acorde final… y cuando lo largan, lo hacen acompañados de una espesa artillería de morteros que deja al estadio en estado de conmoción.

 

6)     Momento Tercera Edad. Gene olvidó parcialmente parte de una estrofa durante “I Love it Loud” y lo mismo ocurrió con Paul en “I was Made” cuando, con una sonrisa socarrona dejó que el público cantara el segmento perdido. (Je!. A Papá mono con bananas verdes!!!).

 

7)     Momento Blooper. Sobre el final del show las tarimas donde están Simmons y Thayer a ambos lados del escenario más la de Eric Singer al centro, se elevan a más de cuatro metros de altura. Pero la de Gene quedó atascada arriba ante la atónita mirada de sus compañeros que ya estaban a bajo para partir al backstage…

 

8)     Momento Explosivo. Una invasión de fuegos de artificio como despedida, prolongando una lluvia espectacular de luces y explosiones por más de quince minutos. Qué final!!!.

 

9)     Momento Merchandising. Como nunca antes visto, ante los caros precios del merch oficial dentro del campo de juego, las calles aledañas al estadio se poblaron de vendedores ambulantes de poca monta para ofrecer una alternativa de productos “locales” de Kiss. Remeras Monsters a 100 pesos, Gorro Kiss por 50, posters de 10 a 30 pesitos, tazas MOnster aerografiadas x 40, Fotografías de portarretrato de cada miembro de Kiss, algunas autografiadas. En fin, nunca fue tanta la cantidad de vendedores y ofertantes.

 

10)  Momento Poniendo estaba la Ganza. El Meet and Greet de Kiss se vendía a 1000 dólares en el que ofrecían un recital Unplugged, firma de autógrafos, fotografías con y sin los maquillajes con los miembros del grupo. ¿Recaudaron 100 mil dólares? Ojo la AFIP!!!!...

 

 

 

MOMENTO DE LA REFLEXION

 

La verdad no podría predecir si esta será en definitiva la última venida de Kiss a nuestro país, pero todo podría indicar que sí. El desgaste físico de Simmons, que consigue que esté está más afuera que adentro del personaje,  y el desgaste vocal de Paul Stanley, que ponen en evidencia una debacle irreversible en su condición de cantante, todo ello podría hacer creer que Kiss para continuar deberá analizar la forma de reinventarse. Hasta ahora no está nada mal la idea de volver al ruedo con la excusa de presentar un álbum nuevo de estudio. Después de una gran sequía durante más de una década, que estén grabando sigue siendo algo digno y además no se descarta que la banda pueda seguir grabando ya que la química con esta formación no evidencia lo contrario. 

El Kiss Kruise también es una idea fantástica que podría ser la salida futura para empezar hacerlo alrededor del mundo y tocar en forma convencional, sin exigencias, en contraposición a la rutina de ampulosas giras mundiales como la actual, ya que la integridad física de los miembros fundadores pone una cuota de incertidumbre para el futuro del grupo.

En lo que a mí respecta, Kiss hace rato ya cumplió con creces su misión. Sabemos que para ellos todo esto sigue siendo un gran negocio, y mientras los fans se muestren conformes , pues “a la demanda siempre hay que abastecerla” – tal como lo diría Gene;  por eso este es el único caso atípico en que el afecto pesa más que la razón, y más que el bolsillo también. 

 

Entonces, pues… ¿Será Hasta la Próxima?

 

 

Set list de Kiss en Buenos Aires, 7 de noviembre de 2012:

Detroit, rock city
Shout it out loud
Hell or hallelujah
Wall of sound
Hotter than hell
All for the love of rock and roll
I love it loud
Outta this world
(Eric Singer / Tommy Thayer solo)
War machine
Long way down
God of thunder
Psycho circus
Calling dr. Love
Love gun
Black diamond

BIS
Lick it up
I was made for loving you
Rock and roll all nite

 

Por Matías Repetto

 

Dedicado A mis amigos del alma Martín y Miguel y en especial a mi hija Jazmín. (Estar con vos, Hija, fue lo mejor que me pasó en el recital)