Por Matias Repetto

Pocas veces en mi vida sentí una mezcla de alegría y tristeza a la vez en un concierto de rock and roll… Claro.. En principio no era un concierto cualquiera…
Se trataba de Kiss, la banda que me acompañó desde chico y supo ocupar un gran lugar en mi corazón. Como bien dije una vez, en este universo conocí a los mejores amigos que puedas tener en la existencia, y a su vez me dio un lugar de pertenencia para crear un gran sueño de desafío y superación, de que aquello que imaginás puede ser posible.
Ayer con una revista, luego participando en un sitio en Internet, hoy haciendo radio, y quizá en el futuro fundando una ong para asistir a rockeros incurables como yo…
La cuestión es que Kiss, para este concierto, tomó como excusa el 40 aniversario del nacimiento de la banda. No cualquier grupo de rock está celebrando sus 42 años de vida (para ser exactos)…
Con una trayectoria de este tipo, la grilla de canciones antológicas rebalsaba por los cuatro puntos cardinales, pero Kiss se atrevió a acotar el libreto a 18 temas, o mejor dicho, a dieciocho cañonazos de artillería pesada y precisa. (“Deuce” y “Black Diamond” del primer disco, “Parasite”, del Segundo, “Rock and Roll All Nite” del tercero, “Detroit Rock city”, “God Of Thunder”, “Shout it out Loud”, “God Of thunder” y “Do you Love me?” del Quinto, “Love Gun” del Séptimo, “I Was Made For Lovin’ you” del Décimo; luego de los 80’s “Creatures of the night”, “I Love it Loud”, “War Machine”, “Lick it up” (incluido segmento de “Won’t get fooled again” de los Who) y “Hide your heart”. Los 90’s quedaron reducidos a “Psycho Circus” y la incursión de Kiss en el siglo XXI estuvo representada por el hit de su último álbum, “Hell or Alleluya”. Podría agregarse como extra a “God Gave rock and roll to you”, un track de consola acompañando la lluvia de fuegos artificiales al final, tema que la gente coreó mientras salíamos del estadio.
Con un show, esta vez más austero que de costumbre, pero sin faltarle ningún ritual religioso histórico, como la bocanda de fuego de Gene, el vuelo de Paul, el antológico "No hablo muy bien en Español...", la rotura de guitarra y el carnaval de pirotecnia al final; hay que decir que el acto estuvo centrado pura y exclusivamente en la música y la interactividad de la banda con el público, Kiss salió a dignificar su legado, a pura sangre, a pura pasión y poniéndole el pecho a todas las adversidades posibles, desde las climáticas (primero el viento que provocó que se cancele el telón de apertura, y luego la lluvia donde Paul se fue igual a su tarima al medio del estadio para cantar Love Gun, una postal inolvidable); como así también las físicas en este caso puntual, el desgarro vocal de Stanley que ya no tiene retorno, su voz está prácticamente aniquilada, para qué negarlo… pero cuánta actitud le sobra a este rocker inoxidable, verlo caminar y correr el escenario en esos tacones de 20 pulgadas, cada minuto brindando una entrega absoluta e irrefutable considerando además de que estamos hablando de un tipo que ya pasó los sesenta. Tremenda actuación del Hombre Sin Tiempo. Y si a eso le agregás que Gene Simmons despertó y recordó que detrás del maquillaje está el Demon: de punta a punta su actuación fue contundente y soberbia, cantó con mucha profundidad e histrionismo, y por primera vez pudimos apreciar el acto de “God Of Thunder” en plenitud artística. Un párrafo aparte para Eric Singer. Esta vez fue el verdadero artillero y responsable de que el sonido de Kiss mutara radicalmente hacia un estilo más pesado, a la vez más dinámico, aportando precisión y sobriedad interpretativa. Y Tommy Thayer reducido a ser el mejor Ace Frehley posible.
Qué más se les puede pedir a estos MASTERS!.. Ayer fue cátedra de principio a fin, pero como les anticipé hubo un momento de mucha tristeza interior... por primera vez sentí que mi historia con Kiss se estaba cerrando. Lo viví con una cierta certeza interior de que tras este tour no creo que haya uno más (aunque Nunca digas Nunca con Kiss).
“ I Was Made… “, el tema que me había capturado en mi pre adolescencia, de repente se estaba transformando en una emotiva despedida, me hizo caer la ficha, me retrotrajo en el tiempo, estaba petrificado viendo ante mis ojos la historia de mi vida, intentando descifrar todo lo vivido a través de esta banda, bajo un manto de estupefacción y la inevitable nostalgia, y con la idea de que si esta iba a serla ultima vez en verlos, los quería apreciar así, en su madurez y plenitud y sabiendo que una banda como ellos jamás va a existir sobre la faz de la tierra. Es así de sencillo. Quizá Kiss se reduzca luego a eventos puntuales, el futuro es incierto pero yo ya los estoy EXTRAÑANDO!!!!!...
Gracias KISS por tanta energía positiva a mi vida, gracias por los amigos que me diste y la influencia creativa que provocaste a lo largo de mi existencia. No es poca cosa, para este Niño-Hombre (Just a boy) que vive en un lugar remoto del mundo y que sus sueños aun se debaten entre la Ilusión de vencer sus fantasmas del pasado, y convivir con sus altibajos del presente.