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Figuritas de Kiss Argentinas |
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Diario Crónica 1983 |
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El número 0. Prueba de Imprenta |
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30 años ya!
Entre las experiencias más gratificantes que
he vivido en todos estos años, no caben dudas que haber sido parte de la
realización de una revista llamada Kiss y luego Kiss Fever, se sitúa
como uno de esos momentos significativos y esenciales de vida.
Seguramente existieron varios factores personales para que así sea,
pero hay uno fundamental que lo define todo… Estar en plena
adolescencia, etapa en que uno atesora cada instancia de crecimiento
como algo único e irrepetible y encima compartido junto a los mejores
amigos que la vida te puede dar, en este caso Miguel Musumeci y Martín
Zamorano, tipos de un corazón enorme y con una sensibilidad particular.
Por tal razón, cuando uno mira para atrás ya no siente nostalgia, sino
todo lo contrario, satisfacción y gratitud por haber tenido la suerte
de atravesar inesperados caminos con la tripulación ideal.
En cuanto a estos 30 años transcurridos, no
puedo evitar mirar en retrospectiva los días en que tres intrépidos
adolescentes se dedicaban a coleccionar cualquier objeto, chuchería o
frivolidad que llevara por nombre Kiss. Estaba visto que la enfermedad
se había esparcido en tiempo récord por nuestros sensores neuronales. No
en vano el nombre de “Fever” ya estaba inconcientemente preconcebido....
si habremos escuchado una docena de veces vociferar a nuestros viejos
"Uds. están enfermos con esos pintarrajeados". Y en cierto modo era
verdad... Los sábados recorríamos Florida de punta a punta adquiriendo
las revis importadas, invadíamos las disquerías acaparando
cualquier vinilo importado que entraba del grupo, nos instalábamos los
fines de semana en el Teatro del Plata, un sucucho subterráneo en donde
emitían Kiss Live at Buddokan viéndolo una docena de veces, inclusive
llegamos a quedarnos a ver dos funciones seguidas de la peli “Kiss
contra los Fantasmas”, nos comíamos horas mirando el programa de
Tv "Música Prohibida para Mayores" esperando la emisión de algún clip
novedoso, y hasta nos lanzábamos a recorrer todas las editoriales
gráficas del país para fotocopiar cables de prensa y notas periodísticas
acerca del grupo. Es que con semejante afán de coleccionista empedernido
surgió la aquelárrica tarea de escribir "la verdadera historia de Kiss"
compaginada cronológicamente con fotografías que archivábamos con ímpetu
y solemne religiosidad. Para que se entienda, imaginate yendo de
vacaciones a un lugar como Gesell y de repente te ves imbuido tipiando a
troche y moche en una máquina de escribir decenas de páginas sobre el
grupo Kiss. Evidentemente algún tipo de locura padecíamos, pero todo era
sano y divertido. Nos daba una gran felicidad vernos casi todos los
días e inspirarnos a hacer algo creativo, y así como otros tantos
tomaron una guitarra o comenzaron algún emprendimiento vinculado con el
rock, en nuestro caso la fiebre por Kiss nos hizo agarrar un lápiz y un
papel y dar testimonio de lo que pasaba en nuestros corazones. Además
afrontábamos la titánica epopeya de seguir los pasos del grupo en épocas
en que no existía internet, el país estaba sometido bajo la mano negra
de la censura al punto que amenazaron con volar el estadio si Kiss
actuaba, descontando que los datos que los medios nacionales
suministraban del grupo eran completamente falsos. Quizá fuera ese
sentimiento de impotencia lo que determinó escribir nuestra propia
historia de Kiss aún sin saber que todo ese esfuerzo sería parte de una
publicación. Éramos adolescentes menores de edad, y si nosotros
estábamos locos de remate haciendo lo que hacíamos, lo que quedaba era
dar con un Don Quijote intentando la gesta de animarse a publicar una
revista de Kiss, algo así como un gladiador demente contra los molinos
de la mediocridad organizada argentina. Y entonces ahí es donde la
historia se transforma en destino, y el destino en profecía cumplida.
Jorge Zamorano, el padre de Martín, que conocía el negocio gráfico como
diseñador, al ver todo el material y la producción casera que hicimos,
decide producir una revista dedicada a la banda; y tras un mes de
trabajo editorial en la cual participábamos activamente de la elección
de fotos, corrección de textos, y hasta incluso esperar la primera
prueba de imprenta (nunca una emoción tan grande como esa)... Es así que
un día de abril de 1984 aparece el primer número de una revista dedicada
a Kiss de distribución nacional y a su vez como evento único a nivel
mundial no existiendo precedentes de algo gráfico hecho profesionalmente
por fans. Pronto fuimos inundados por cartas de fans de todas partes… y
ya el Nautilus Feveriano no se detuvo más…. Años más tarde cuando la
revi derivó en Kiss Fever ya producida enteramente por nosotros; la
incorporación de Javier Izurieta resultó cuasi elemental, formando parte
del espíritu creativo de la publicación, acompañándonos en instancias
casi decisivas, pero por sobre todo bendiciéndonos con su calidad
profesional y en especial humana, construyendo junto a nosotros una
valiosa e inquebrantable amistad (pese a que nos separan muchos
kilómetros, siempre te sentimos cercano, Javi).
Hoy a 30 años de aquella gesta, es imposible
no reflexionar y reconocer que la historia de esta revista, en realidad,
es la historia de amistad de tres personas: Miguel Musumeci, Martín
Zamorano y quien les escribe, Matías Repetto. Pibes de barrio con
anhelos y proyectos propios, pero encontrando una excusa perfecta para
permanecer unidos gracias al don divino de un papel impreso, y la
devoción sempiterna por la magia que ha provocado Kiss, con su música
genuina de rock apasionado y sus personajes tan influyentes;
inyectándonos en el sentir la posibilidad de cumplir nuestros sueños y
ambiciones. ¿Acaso ellos también no eran muchachos comunes de los
barrios suburbanos de New York intentando ganarse un lugar en el mundo?
(por Matius Repetto)
Para Martín, Miguel, Javier, a nuestros
viejos… y en especial para Jorge.
Agradecimientos esenciales: Para todos los
lectores que nos apoyaron incondicionalmente y que estuvieron en las
buenas y en las malas bancándonos a full, al staff primero: Leo Leonardi,
Susana Carmona, más acá en el tiempo, los amigos del Kiss Musseum
(Carlitos Gaggero, Clau Spera, Hernán y el resto, sorry), Fer Zampini,
Lucio Mancebo, Gaby Ravarini, Sandro Kogan y Marce Spadoni por ser los
fogoneros de conexión de la revi con muchos fans, no me quiero olvidar
de Ari Belont, Kiss Geriatrics (Marcelo Franco, Marce Díaz, Lucho Costa,
Flavio Caporale), Papu Cassagnet, a todo Kefrén, Gus De Filippo y un
afecto especial para el resto de todo el staff de colaboradores que
formaron y actualmente forman parte de la tripulación de esta nave, (la
lista es gigante pero en el flyer del 30 aniversario muchos de ellos ya
están citados)… y finalmente al mundo Kiss, todos sus integrantes, los
de ayer y los de siempre, y un saludo de alma a toda la Kiss Army
Universal.
A la memoria de Eric Carr y Carlitos
Mattioni |
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